Alerta: las primeras horas del día pueden ser peligrosas para la salud

¿Por qué los infartos ocurren a primeras horas de la mañana? Un hallazgo científico podría tener la clave

¿Qué tiene que ver el reloj biológico con el momento en que ocurren ciertos brotes de enfermedades? ¿Por qué tantos infartos, accidentes cerebrovasculares y otros problemas de salud graves ocurren justo en las primeras horas de la mañana? Un reciente estudio realizado por el Instituto de Ciencias Weizmann, en Israel, podría tener la respuesta.

Los científicos han descubierto un fenómeno sorprendente que implica el ciclo circadiano de nuestro cuerpo, es decir, ese reloj interno de 24 horas que regula todo, desde el sueño hasta los procesos metabólicos. Según el estudio publicado en Cell Metabolism, una proteína esencial del reloj circadiano parece influir en la forma en que nuestro organismo responde a la falta de oxígeno. Esta proteína podría ser clave para entender por qué ciertos problemas de salud, que dependen de cómo el cuerpo maneja el oxígeno, tienen más probabilidades de surgir a determinadas horas del día.

El misterio de las primeras horas de la mañana

El hecho de que muchos infartos, accidentes cerebrovasculares y otras emergencias médicas ocurran en las primeras horas de la mañana ha desconcertado a los investigadores durante años. Esta tendencia no solo afecta al corazón, sino que parece extenderse a una serie de enfermedades graves que se disparan en ese intervalo de tiempo, justo cuando nuestro cuerpo está empezando a despertar del sueño.

Hasta ahora, se había sugerido que el ciclo circadiano y las variaciones en los niveles de oxígeno durante el día podrían tener algo que ver con esta “hora crítica”. Pero, ¿cómo exactamente? ¿Qué es lo que sucede a nivel celular que hace que las primeras horas del día sean especialmente vulnerables?

El papel de la proteína BMAL1 y su conexión con el oxígeno

La proteína BMAL1 es un componente esencial de nuestro reloj biológico, que regula no solo el ciclo circadiano, sino también la respuesta del cuerpo ante la falta de oxígeno. Para entender su importancia, es necesario conocer el HIF-1α (factor inducible por hipoxia 1-alfa), que regula la respuesta celular a la escasez de oxígeno. Cuando los niveles de oxígeno disminuyen, el HIF-1α se estabiliza y activa los genes necesarios para adaptarse a la hipoxia. Sin embargo, investigaciones recientes han demostrado que BMAL1 también juega un papel clave en este proceso, estabilizando y activando al HIF-1α. Esto sugiere que el reloj biológico no solo regula el sueño y el metabolismo, sino también la respuesta del cuerpo a la falta de oxígeno.

La respuesta circadiana al oxígeno y su impacto en la salud

En ratones modificados genéticamente, se observó que sin BMAL1, el HIF-1α no se acumulaba correctamente en el hígado, afectando la respuesta a la hipoxia. Además, los ratones que carecían de ambas proteínas (BMAL1 y HIF-1α) presentaron una mortalidad elevada durante la noche, cuando los niveles de oxígeno son más bajos. Este fenómeno no se debía a daño hepático directo, sino a la incapacidad de los pulmones para absorber oxígeno eficientemente, similar al síndrome hepatopulmonar en humanos.

Implicaciones para futuras terapias

Este descubrimiento abre nuevas perspectivas en el tratamiento de enfermedades relacionadas con la deficiencia de oxígeno, como el síndrome hepatopulmonar. Al identificar a proteínas como BMAL1 en la comunicación entre el hígado y los pulmones, los investigadores esperan que este hallazgo sea crucial para desarrollar terapias que mejoren la respuesta circadiana y la disponibilidad de oxígeno en el cuerpo.

En resumen

Lo que antes parecía un misterio (por qué algunos brotes de enfermedades graves ocurren a primeras horas de la mañana) ahora tiene una posible explicación científica. El reloj biológico de nuestro cuerpo, a través de proteínas clave como BMAL1, podría estar influyendo en la manera en que nuestras células responden a la falta de oxígeno, lo que a su vez podría afectar la aparición de enfermedades críticas a horas específicas del día.

Si estos descubrimientos se confirman y se extienden a los humanos, podrían abrir el camino a nuevos enfoques terapéuticos para condiciones como los infartos, los accidentes cerebrovasculares y otros problemas de salud relacionados con la hipoxia. Sin duda, el cuerpo humano, con su reloj circadiano y sus complejas interacciones moleculares, sigue guardando secretos que, de ser desvelados, podrían transformar la medicina tal y como la conocemos.

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