La formación de Enfermeras/os Internas/os Residentes, conocida como EIR, enfrenta diversos desafíos en cuanto a sus condiciones laborales, según señalan expertos y grupos de presión del sector de la sanidad pública española.
Partiendo de esta premisa, las últimas noticias parecen esperanzadoras; puesto que se está considerando la mejora de las condiciones laborales de este cuerpo profesional que, al igual que están vislumbrando otros profesionales del sector, verá mejoradas sus condiciones laborales en los años venideros.
Durante el periodo de especialización de dos años de los EIR, en ocasiones los residentes se encuentran con condiciones deficientes en materia de jornada, descansos, reconocimiento retributivo, baremación y rotaciones. Esta problemática ha llevado a la necesidad de la puesta en marcha la actualización del Real Decreto 1146/2006, de 6 de octubre, que regula la relación laboral de residencia para la formación de especialistas, una normativa que lleva en vigor 18 años y que se considera, tras casi dos décadas, obsoleta.
Esta propuesta de actualización aún no se ha hecho efectiva, pero sí que ha sido recogida por el Ministerio de Sanidad que, instado por los diferentes grupos de interés del sector sanitario público, la incorporará para su valoración, junto con el resto de medidas de reclasificación y otras mejoras para las que ya se ha dado luz verde desde el Ejecutivo.
En este contexto, se han identificado diferentes aspectos que requieren atención urgente para mejorar las condiciones y derechos de las enfermeras y enfermeros en formación. Uno de los principales problemas radica en la falta de atención individualizada y personalizada debido a la sobrecarga de residentes por tutor. Para abordar esta cuestión, se propone establecer un número máximo de residentes por tutor, lo que permitiría una mejor supervisión y orientación durante el proceso de formación.
Otro aspecto clave es la jornada laboral y los descansos. Se ha observado que muchos residentes no cuentan con un horario adecuado ni con los descansos necesarios para garantizar su bienestar físico y emocional. Es fundamental respetar la directiva comunitaria sobre el tiempo de trabajo y equiparar las jornadas de los residentes a las del resto de profesionales de la salud. Además, es necesario establecer una clara distinción entre la formación asistencial y la docente para garantizar que los residentes dediquen el tiempo necesario a ambas actividades.
Se reclama un aumento salarial a través del abono de complementos por atención continuada, jornada complementaria, trienios y carrera profesional, para aquellos que ya percibían estos beneficios como personal estatutario antes del inicio de la formación.
Con este contexto, parece que es imprescindible y urgente realizar una revisión integral de las condiciones laborales de los enfermeros residentes para garantizar un ambiente de trabajo adecuado y justo durante su proceso de formación especializada.
Además, sería necesario adoptar medidas concretas para mejorar aspectos como la supervisión, la jornada laboral y el reconocimiento retributivo, con el objetivo de garantizar a los residentes las condiciones necesarias para desarrollarse profesionalmente y contribuir al sistema de salud de manera efectiva.
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