El verano quema, pica, sangra, se queja de la cabeza y satura. Durante la época estival, los profesionales de la enfermería afrontan uno de los periodos más temidos del año. Mientras que la gran mayoría goza de vacaciones y en ellas ponen todo su esfuerzo de disfrute y desconexión, nuestros cuidadores están esperándoles tras la puerta de la consulta para poner remedio a según qué tipo de anomalía presentan hoy.
Muchos casos se deben a la falta de cuidado, (des) atención y responsabilidad que padres e hijos patean cual balón hinchable recogido en la carroza de las fiestas del pueblo de la tía Angustias.
Este post muestra cinco de los contratiempos más habituales que se encuentran quienes nunca bajan la guardia porque siempre están en ella. Además, ofrece algunas de las causas y prevenciones cotidianas que pueden mejorar el verano de todos.
- Quemaduras: Playa, piscina, montaña o campo. El cumpleaños de la prima Ana o la reunión familiar de fin de semana. No importa dónde o cuándo los niños (el colectivo más vulnerable en este sentido) estén expuestos durante tiempo excesivo a la impronta castigadora de un sol cada vez más justiciero.
- Picaduras: Medusas y mosquitos. ¿Hay algo más temido en el agua e insoportable en el aire? Seguramente no. Disfrutar de un baño o de un granizado en una terraza se puede convertir en todo un riesgo. Ante las medusas poco se puede hacer, son seres sin cerebro y por tanto imprevisibles. Pero a los mosquitos sí es posible ponerle “freno”. Usa repelente a diario, hazte las pruebas sobre posibles alergias y entrega información valiosa al personal sanitario. Ayúdales a mejorar el tratamiento.
- Accidentes: Esas chanclas son cómodas, ¿verdad? Sí, mucho ¡Pues son todavía más peligrosas! El uso indiscriminado de calzado semi-abierto se traduce en un aumento del riesgo a sufrir tropiezos, caídas y lesiones más propias de deportistas de élite que de portadoras de pareos y modelos cincuentones de shorts elásticos.
- Cefaleas y migrañas: Ibuprofeno y mucha agua. La típica autoreceta para cualquier dolor corporal cobra protagonismo en verano gracias a la deshidratación y la exposición continuada al sol, que como dicen madres y abuelas: “se te mete en la cabeza”. Y es que, claro, ¡qué fresca esa cañita mientras los peques construyen castillos de arena con 45ºC de inclinación y temperatura! Contribuye a evitar la expansión de esta leyenda urbana, protégelos con gorras publicitarias.
- Saturación: Quien la padece no es el mismo sector que sufre los puntos anteriores. La carga de trabajo, falta de personal, acumulación de pacientes, jornadas interminables, usuarios enfadados son los achaques veraniegos que profesionales sanitarios han de aguantar con el único antídoto de la paciencia a su alcance.
Este es el resumen del día del personal sanitario durante los meses de verano. Vacaciones para todos y más responsabilidad para ellos. Sin embargo, entre pieles que mudan al estilo serpentino, irritaciones cutáneas, tobillos torcidos y mentes atascadas, siempre se encuentra un momento de respiro y desahogo que hace llevadera la rutina. Este ha sido el nuestro.
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